Máxima 40

Últimamente, solo por una razón no publiqué entradas. Me fui a ser feliz por tres días. Me fui al mar. Y más bien que voy a extrañar, y como una desesperada, loca, maniática, desentendida de la vida. Y como no extrañar... si tengo una lista larga de todas las cosas que ahí me hacían vivir feliz. Empezando por el mar, caminar por la orilla, las olas, nadar, que me lleven las olas hasta la orilla, despeinarme, armar castillos y recuperar por, aunque sea unos minutos, mi infancia, reír sin tener que tener una razón, reír al tirarle agua a otra persona, correr desaforadamente para salvar tu vida, porque la persona que le tiraste agua se enojó, comer en la playa, llenarme de arena, cargar todas las cosas, jugar a la paleta y correr porque la mandaste a cualquier lado, mirar el mar y charlar de la vida, la casa, la cama de la casa a la cual no creo que vuelva a ver, mirar por la ventana y sentir el viento, las caminatas por el centro, comprarme hasta la mas mínima boludes, juntar caracoles, caminar hasta el muelle, y simplemente ser feliz totalmente. Y si vamos a ver el vaso medio lleno para no deprimirme más de lo que estoy, le voy a dar gracias a la vida por darme una vez mas la oportunidad de ir a la costa, y disfrutar verdaderamente de lo que para mí es la vida en sí.

No tengo tiempo para saber, si hay un amor ideal. A mi cualquiera me viene bien, como me voy a negar. Que aburrido debe ser, tener solo un hombre. Nunca me podría casar. No conosco a nadie que no haya terminado mal. Si el hombre no aparece, la gente se enloquece y empieza a destrozar el lugar. Se queman las cortinas, empiezan las corridas y el tiempo no parece pasar. Libertad, frenesí, do re mi fa sol la si, ese es el amor para mi. Y no conosco a nadie que me haya hecho sentir así. Yo soy así, nací para cantar y ser feliz. No puedo estar sin ver pasar las olas, sobre el mar. Ya no estoy, ya me fuí, ya partí de aquí.