Habrá que desenvainar
las espadas del texto, y escribir una canción aunque no haya algún pretexto. Y
dedicársela al primero que pase caminando, al que se quedó pensando, al que no
quiere pensar, al olvido selectivo, a la memoria perdida, a los de los pedazos
de vida que no vamos a perder... jamás.
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