lunes, 10 de mayo de 2010


Éste era el momento del día en el que más deseaba ser capaz de dormir.
El instituto.
¿O sería más apropiado emplear el término «purgatorio»? Si existía algún modo de purgar mis pecados, esto tenía que contar de alguna manera. El tedio era a lo que menos me había conseguido acostumbrar y, aunque parezca imposible, cada día me resultaba más monótono que el anterior. Supongo que ésta era mi manera de dormir, si el sueño se define como un estado inerte entre periodos activos.

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