Fin de año.

Hoy es el último día del año, y que año choto. Recién estuve leyendo la entrada que hice para fin de año del 2010. Me re explayé. Pero no tengo ganas de hacerlo muy largo, porque tampoco es que haya infinidades de cosas para contar. Como siempre, hay cosas buenas y cosas malas; cosas para recordar y otras que habría que olvidarlas para siempre. Si voy a hacer un balance, puedo decir que fue un año. No fue ni bueno, ni malo; tuve mejores años, sin dudas, aunque debo reconocer que pudo haber sido peor. Básicamente, entre las cosas malas mi equipo se fue a la B. (shit, vamos a volver). Y no lo puedo olvidar, pero confío en que Almeyda se va a poner las pilas(?). Me compraron mi propia remera de River, que eso es bueno. No me lleve ninguna materia, aprobé ingles... Y pasé buenos momentos con mis amigas, aunque malos también. Aprendí quienes son mis amigos, aunque creo que todavía no es que lo comprenda del todo. Como dice una canción de callejeros: giles son los que sobran (y tienen mucha razón). Me enojé, grité, lloré, me reí, plaf, hice una banda de cosas. Conocí mejor a las personas que tengo al lado, y más allá de todo quiero darles las gracias a todas las personas que me quieren de verdad, como mi familia y amigas. Por último le doy las gracias a mi blog, que siempre está conmigo pase lo que pase, desde el 2009. Más vale que el 2012 me trate mejor. 

Llega la época donde la gente festeja, se festejan todo. No hace falta haber salido campeón del mundo para festejar. Podes festejar que llegaron a 11 sin tener que llamar al primo de la cuñada del socio de un amigo. Podes festejar que tu marido le pegó con el regalo, o que tu perro aprendió a dar la patita y te hizo quedar bárbaro. Un 4,50 en el final de biología también se puede festejar señor. Festeja esa cañita que es un espectáculo y la pedorra también. Festeja que vos sí te pudiste comunicar a las 12, festeja porque no importa como sea tu motivo para festejar. Grande, majestuoso, chiquito o tonto.  Lo importante, es que sea real.