Vivir sin él es no vivir, atarlo en corto es ayudarlo a huir. Caprichoso como el azar, más frágil que la amistad. Veneno para el corazón, no tiene patria, ley, ni religión. Te besa y se va, dejándote desnuda frente al mar. Te pone a cien, te trata mal, te da placer, te hace alucinar. Cuando mira, cuando abraza, cuando toca es un rufián, es un pendón, es un don Juan, es como un ciclón que te abraza cuando pasa por tu boca. Puede ser un traidor, puede ser exquisito y formal, puede ser una obsesión, una enfermedad. Es capaz de hacer reír y de hacer llorar, capaz de herir y hasta de matar como un ángel, como un loco, como un príncipe, como un impostor, como un sabio, como un bobo, como un Dios que se llama amor. Dice cosas que nadie puede resistir, es tan perverso y tan infantil como un niño, como un viejo, como lucifer, tan embriagador como el vino, como el sueño, como un Dios que se llama amor.
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